Hablar de una zona cero para tapear en Granada es meterse en un gran berenjenal porque toda la ciudad vive volcada en ello. Hay millones de bares (bueno, quizá no tantos, pero sí muchos) para disfrutar de infinidad de bocados. Por ejemplo, Casa Julio (ojo a los caracoles en salsa que sirven cuando hace frío), Bodegas Castañeda, La Blanca Paloma (las berenjenas fritas son un vicio)... Y luego está el Bar FM, un pequeño local que ofrece pescados y mariscos frescos de Motril que son un escándalo (conviene reservar).