Madrid cuenta con muchas zonas consagradas al picoteo, cada una de ellas con personalidad propia. Pero en los últimos años son los alrededores del Parque del Retiro los que están en boca de todos (nunca mejor dicho). La calle Menéndez Pelayo se ha convertido en un mar de bares de tapeo y terrazas donde conviven tascas clásicas (como el mítico Sanchis con sus boquerones en vinagre) y tabernas modernas (Arzábal). Además, las calles aledañas acompañan la fiesta, como Ibiza, donde es imprescindible pararse a probar las especialidades gaditanas de Kulto o los platillos castizos de La Retasca (con Juanjo López al frente, en la foto), o Narváez, vía en la que se encuentran establecimientos como Zalamero (impresionante oferta de vinos) o el reciente Hermanos Vinagre.