El día 6 de junio fue el fijado de forma definitiva para el desembarco, la Operación Overlord. Eisenhower no quiso revocar la orden a pesar de que el tiempo no era del todo bueno. Paradójicamente, el mal tiempo jugó en contra de los alemanes que no esperaban el desembarco en aquellas condiciones; un ejemplo, Rommel se había ido a Berlín para celebrar el cumpleaños de su esposa y para entrevistarse con Hitler al que quería convencer sobre su táctica de cómo repeler la previsible invasión.