Durante siglos, los cristianos habían podido viajar en peregrinación hasta Jerusalén con cierta facilidad, siempre movidos por su irrefrenable deseo de expiar los muchos pecados que pudiesen haber cometido en sus vidas. La aparición de los turcos en el área palestina hizo cambiar drásticamente la situación. Desde ese momento las peregrinaciones de los cristianos hacia Tierra Santa se vieron seriamente dificultadas.