En su segundo día, visite el Vaticano y la Basílica de San Pedro. Después, diríjase a la Capilla Sixtina para admirar los frescos de Miguel Ángel. Por la tarde, visite la Fontana di Trevi, una de las fuentes más famosas del mundo. Asegúrese de lanzar una moneda en la fuente para asegurarse de que volverá a Roma algún día.