El pollo al ajillo con vino blanco es una versión más sofisticada de esta receta clásica. Para prepararlo, debes dorar el pollo en una sartén con aceite de oliva y ajo picado, y luego agregar vino blanco y dejar que se reduzca. El vino blanco le da un sabor único y elegante al pollo, y combina muy bien con el ajo y el aceite de oliva. Puedes servirlo con una guarnición de verduras al vapor o una ensalada fresca.