El puente de Carlos es uno de los símbolos más reconocidos de Praga. Fue construido en el siglo XIV y cuenta con 30 estatuas de santos a lo largo de sus 500 metros de longitud. Según la leyenda, el arquitecto que lo diseñó hizo un pacto con el diablo para que la estructura fuera lo suficientemente fuerte como para soportar el tráfico de carros y personas.