Buscar un espacio adecuado a la actividad que va a realizar. En el caso del estudio, debe tratarse de una zona bien iluminada, silenciosa y aireada. Conviene que se trate siempre del mismo espacio; de esta forma, con el tiempo se produce una asociación -por ejemplo, escritorio-estudio-, que predispone a la persona hacia una actitud acorde con lo que va a hacer y, por tanto, de mayor concentración.