Protagonizada por Anthony Quinn con Laurence Olivier como compañero de cámara y dirigida por Michael Anderson, se estrenó en 1968. El film narra la historia de Kiril Lakota, un arzobispo ucraniano que recientemente ha sido liberado por el presidente de la Unión Soviética (interpretado por Laurence Olivier) y llega al Vaticano en posición de asesor, aunque conseguirá ser cardenal por la mala salud del Papa. Una historia que cuenta los entresijos de la Iglesia, sin perder de vista la Guerra Fría.