La polenta frita es una forma innovadora de disfrutar de este plato clásico italiano. Se corta la polenta en palitos y se fríe hasta que estén dorados y crujientes por fuera y suaves por dentro. Se sirve con una salsa de tomate casera y queso mozzarella derretido por encima. Es una opción perfecta para una cena informal o una fiesta de aperitivos.