Martin Scorsese o bien utiliza canciones (seleccionadas por Robbie Robertson) o llama a Howard Shore (antaño a Elmer Bernstein) para componer una banda sonora original. Para la adaptación de este cuento infantil, vuelve a requerir los servicios de Shore quien compone una de las partituras más mágicas de los últimos tiempos. Melancólica y llena de magia y sueños, la música no olvida que esta historia está situada en París. Es una lástima que una pieza tan alucinante como “The inventions of Dreams” quedase relegada fuera del filme por la siempre eficaz “Gymnopedie no 1” de Erik Satie. Al menos fue nominada al Oscar 🏅