Llamada originalmente procesión Camino del Calvario, aunque más conocida como Las Turbas de Cuenca, es una tradición que se remonta a la época medieval. En ella participan más de 25.000 nazarenos y, al contrario que las anteriores, es conocida por el estruendoso sonido de los tambores, trompetas y clarines que acompañan a la figura hasta escuchar "el canto del Miserere" y que se haga el silencio al aparecer Nuestra Señora de la Soledad. Se celebra en la madrugada del Viernes Santo y en ella, además, se realiza "la palillá", un acto en el que cientos de personas chocan unos palillos junto al paso para impedir que avance mientras suenan tambores y clarinetes.