Ubicado en la orilla del río Ping, este restaurante ofrece una vista impresionante y una atmósfera relajante. La decoración es rústica y acogedora, con mesas de madera y sillas cómodas. La comida es deliciosa, con una amplia variedad de platos tailandeses e internacionales. Además, el personal es amable y servicial, lo que hace que la experiencia sea aún más agradable.