Nace el Imperio. El Imperio Romano se mantuvo entre el siglo I a.C., y el V de la era cristiana. Augusto inició esta etapa que marcó el fin de la Roma republicana y el comienzo de una de las estructuras más sólidas de la política de la Antigüedad. Roma creció no solo a costa de sus vecinos europeos, sino de casi todos los pueblos que en su totalidad habitaban la cuenca mediterránea. El modelo imperial logró impedir durante seis siglos que su expansión se tradujera en fraccionamiento.