En la Antigua Roma, la palabra «taberna» (plural: tabernae) tenía varias acepciones. Originalmente, designaba una choza o cabaña que posteriormente se dedicaría a depósito y que pasarían a ser genéricamente tiendas. Estas tabernae se situaban generalmente en los bajos de las insulae, abiertas a las vías principales de las ciudades. Los locales, individuales, con gran portada, solían estar cubiertos con bóveda de cañón y disponían una ventana encima de ella para que entrara la luz a una buhardilla de madera…