Esta variante de los callos a la romana es apta para vegetarianos, ya que no incluye carne ni productos de origen animal. Se prepara con garbanzos, pimiento, cebolla, ajo, tomate y especias. El resultado es un plato sabroso y nutritivo, ideal para los días fríos de invierno. Se puede servir caliente, acompañado de pan o patatas fritas.