Nos guste o no, la adaptación a la gran pantalla de la novela de Chuck Palahniuk se ha convertido en la joya del director David Fincher, hasta el punto de que The New York Times llegó a calificar El club de la lucha como "la película de culto que define nuestra era". Pero no fue así en 1999. Tanto los espectadores como la crítica estuvieron divididos, y muchos de ellos consideraron que la visión de la novela de Palahniuk era demasiado desalentadora, violenta y nihilista, lo que resultó en una acogida bastante poco entusiasta en taquilla. Es posible que, en plena paranoia del Efecto 2000 y en vísperas del cambio de milenio el público general simplemente estuviera saturado de pesimismo. Quiso la suerte que El club de la lucha disfrutase de una segunda vida gracias a las ventas astronómicas de DVDs, convirtiéndose así en uno de los mayores éxitos inesperados de los 90 y en un clásico de culto.