Fundada en 1761, es una de las confiterías más antiguas de París y un auténtico paraíso para los amantes de las golosinas. Pastas de frutas, piruletas, caramelos de mantequilla salada, bombones y cakes destacan en sus vitrinas en grandes frascos transparentes, dando la impresión una vez dentro, de que allí se ha parado el reloj. Situada en el número 35 de la Rue du Faubourg Montmartre, bien vale la pena el paseo para conocer uno de los establecimientos dulces más encantadores y con historia de París.