El más grande escritor que han dado las letras españolas, Miguel de Cervantes, tuvo un amargo paso por el género teatral. Antes de consagrarse como escritor gracias a su inmortal obra, El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha, intentó fortuna en el género de la tragicomedia que tan magistralmente ejercía Lope de Vega. La rivalidad artística entre ambos era algo más que patente, tanto como la envidia no oculta que sentía Cervantes por el éxito formidable que tenía Lope con sus obras teatrales. Para Cervantes su verdadera vocación fue la de dramaturgo, por lo que se entiende su íntima frustración al no alcanzar el éxito.