Su recoleto patio interior con hiedra, frutales y plantas es uno de los espacios señoriales de la ciudad que mejor ha sabido llevar los años. Abierto de día y de noche, en Windsor bordan la cocina tradicional actualizada (a partir de unos 50 euros), el producto de cercanía y de temporada. Hay que estar ojo avizor para no perderse sus platos especiales centrados en los guisantes, las alcachofas, las fresas o los tomates de temporada, y tienen detalles que nos llegan directos al corazón como no olvidarse de preparar una magnífica escudella en invierno. A eso se le suma el trato inmejorable y esa sensación impagable de estar rodeado de profesionales.