Es un juego sencillísimo. Trabajan el reconocimiento de colores, reconocimiento de orden, coordinación, respeto de turnos. Bullicio y hormigueo. ¿Pero quién se arrastra por ahí? Son las orugas multicolores, que se deslizan paso a paso bajo las hojas. Gana el juego quien consiga en primer lugar formar completamente su propia oruga con un poco de suerte al echar los dados.