Por su presencia en las pinturas de la época faraónica, se cree que sus orígenes se remontan al antiguo Egipto. En la Grecia clásica también los consumían. Incluso conocían las técnicas para su cultivo, porque Diocles de Caristo, prestigioso médico ateniense, prefería los espárragos silvestres a los cultivados. Los romanos no se quedaron atrás: los apreciaban y elogiaban, sin olvidar a Apicio, que resaltó sus cualidades en su famoso recetario De recoquinaria, del siglo I de nuestra era. Durante la Edad Media los espárragos se consumieron más por sus virtudes medicinales que por las culinarias. En España triunfaron con la llegada de los Borbones, aunque existen numerosos documentos y estudios en la Región de Murcia en los que aparece el espárrago como uno de los alimentos consumidos o cultivados desde la Baja Edad Media. Los espárragos (Asparagus officinalis) contienen mucha agua, apenas proteínas, unos pocos hidratos de carbono, nada de grasas, algunas vitaminas, abundante... Leer más