Cuando el rey Hammurabi de Babilonia promulgó su famoso código hacia el año 1752 a.C., en Egipto no había nada parecido. A diferencia de lo que sucedía en la civilización mesopotámica, donde la legislación real abarcaba los diferentes aspectos de la vida cotidiana, los faraones sólo emitieron decretos sobre materias particulares, como el que promulgó Neferirkare Kakai, de la dinastía V, que concedía exenciones fiscales a un pequeño templo en Abydos.