"Roma no paga traidores".

"Roma no paga traidores".

La frase –en latín, "Roma traditoribus non praemiat"–, que hoy día se usa como advertencia a quien pueda albergar intenciones de cometer una traición de que no va a obtener recompensa por ello, proviene de una tradición popular de origen incierto. Según ésta, la pronunció el procónsul Quinto Servilio Cepión en el año 139 a.C. cuando tres hispanos –Audax, Ditalcos y Minuros– intentaron cobrar la recompensa que el romano les había prometido si asesinaban a su jefe, el caudillo lusitano Viriato. Sin embargo, no aparece en las fuentes clásicas, aunque el hecho histórico sí fue narrado por algunos cronistas romanos, como Diodoro, Orosio y Apiano. Lo más cercano a dicha frase es un pasaje de la crónica de este último, que asegura que el procónsul "pagó a los traidores hispanos, pero se negó a satisfacer sus restantes exigencias".