Aunque la construcción más conocida y aclamada de Roma sea el Coliseo, sin duda alguna, la más amada por los romanos de todas las épocas y su mayor joya arquitectónica, es el Panteón de Agripa. No hay nadie que conozca que al volver de Roma no me haya comentando que lo que más le ha impresionado, de entre todas sus maravillas, es el templo circular diseñado por el yerno de Augusto y posteriormente reconstruido por Adriano, el único que es capaz de conectar el cielo con la tierra a través del óculo de la que aún sigue siendo una de las cúpulas más impresionantes que se puedan contemplar.