Si bien la pregunta: ¿cuándo comienza la arquitectura? Encendería un animado debate entre distintas concepciones de la historia, pocas veces nos hemos preguntado por el origen de los elementos físicos que la componen. Un camino, un plano de apoyo, un pilar, una pared; pensamos en ellos como en objetos platónicos, dotados de una presencia metafísica; y sin embargo hubo un tiempo (de hecho la mayor parte del tiempo) en el que no existían. Pongamos como ejemplo el muro; un elemento constructivo plano, vertical y cuya función primordial es dividir un espacio en dos (en realidad podríamos considerar que una pared genera el espacio como paso previo a dividirlo). Resulta difícil imaginar un periodo en el que no había muros, que no existía de hecho ni la idea de muro y por tanto era imposible fabricarlos; pero esta ha sido la situación durante la mayor parte de la existencia humana en la tierra.