Cuando a principios del siglo X el rey Guillermo de Aquitania cedió unos terrenos en Borgoña para fundar un monasterio, no tenía ni la más remota idea de lo que eso iba a significar para la historia del arte. Allí, en aquel monasterio, fue donde se surgió la Orden Benedictina de Cluny, cuyo monasterio ha pasado a la historia.