La localidad entera se transforma en un inmenso belén donde se escenifican situaciones de la vida cotidiana de hace dos milenios, mientras el párroco de la localidad narra el auto de la celebración por megafonía. Esta gran obra de teatro, en la que participan cientos de peralteses, se desarrolla por el casco antiguo de la villa, en un recorrido de aproximadamente un kilómetro, desde la iglesia de San Juan Bautista hasta los alrededores del Campanar. Y a lo largo del trayecto el visitante encuentra de todo: sinagoga, botica, palacio del gobernador Quirino — donde históricamente se encontraba el registro—, lechería, posadas, panadería, alfareros, costureros, molineros, bailarinas… y, por supuesto, José, María y el Niño en el portal.