La sopa de mejillones con vino blanco es una receta clásica que se prepara con mejillones frescos, cebolla, ajo, tomate, vino blanco y caldo de pescado. Se cocina todo junto hasta que los mejillones se abran y se sirve caliente con un poco de pan tostado. Es una sopa llena de sabor y con un toque ácido que es perfecta para cualquier día de la semana.