Durante cuarenta años se creyó que el denominado “Hombre de Piltdown” era el eslabón perdido que Darwin había mencionado en sus escritos. Su descubridor Charles Dawson (1864-1916) logró gracias a este homínido, que mezclaba rasgos humanos y simiescos, una fama y un reconocimiento reservados a muy pocos investigadores. Sin embargo, lo hizo manipulando los restos para fabricar una gran mentira que la comunidad científica apoyó durante varias décadas. Esta es su sorprendente historia.