Podemos encontrar curioso el hecho de dividir las horas en 60 minutos y los días en 24 horas: ¿por qué no un múltiplo de 10 o de 12? Por decirlo de forma sencilla, la respuesta a esta pregunta es que los “inventores” del tiempo no operaban con un sistema decimal (base 10) ni duodecimal (base 12), sino con un sistema sexagesimal (base 60). Para un pueblo tan innovador como los antiguos sumerios, los primeros en dividir los movimientos del cielo en intervalos mensurables, 60 era el número perfecto.