Creo que es mi programa de cocina favorito: es imposible no contagiarse de la pasión extrema con la que el celebérrimo chef David Chang mastica y engulle. La primera temporada, en la que Chang exploraba el peso cultural y social de iconos culinarios populares como la pizza, el pollo frito o los tacos, sigue siendo uno de las cumbres del audiovisual gastronómico reciente. Netflix acaba de estrenar la segunda temporada, cuatro capítulos de celebración orgiástica en la que veremos a Chang recorrer el mundo en pos del filete perfecto y explorar la comida india, de la que se declara un ignorante, junto al cómico Aziz Ansari. Chang sigue introduciendo esquejes de su vida privada en el programa; y utilizando la cocina como arma para de combatir el racismo, lo que le da un valor añadido a sus envidiables festines.