La Primera Cruzada (1095-1102) fue una campaña militar de fuerzas de Europa occidental para recuperar la ciudad de Jerusalén y Tierra Santa del control musulmán. Organizada por el papa Urbano II tras la llamada de auxilio del emperador bizantino Alejo I Comneno, la Cruzada fue un éxito, con la conquista de Jerusalén por parte de las fuerzas cristianas el 15 de julio de 1099.