La mañana del martes 22 de agosto de 1911, el personal del Museo del Louvre se percató de que la Mona Lisa había desaparecido. No es extraño que el día anterior nadie se diera cuenta, ya que el lunes era día de cierre. A eso hay que unir que las obras solían moverse para ser fotografiadas, por lo que, en un primer momento, aquel hueco vacío no alarmó a nadie. Al día siguiente, la noticia de que el cuadro había sido sustraído estaba en boca de medio mundo; el robo del retrato de Leonardo copó la portada de los…