Apenas era una pensión cuando Rubén Darío se alojó en este establecimiento inaugurado en 1905 y que el pasado año abrió sus puertas reconvertido en un precioso hotel que conserva todo el encanto de principios de siglo. El poeta da nombre hoy a la suite, con una espectacular cristalera que nos permitirá contemplar el amanecer con vistas a la ría del Nalón, sobre la que se recuesta San Esteban de Pravia. Por San Valentín su restaurante ofrece un menú especial, con lo mejor de la tierra y el mar y música de fondo. Un paseo por la cercana playa de Los Quebrantos pondrá el broche romántico.