En La Rondilla hay una calle que la cruza de punta a punta, conserva trasiego «pero menos que antes» y «vive de expectativas truncadas»: el derribo del San Juan de la Cruz, la prometida Ciudad de la Justicia o la marcha de la Residencia... Debe su nombre a Juan de Torquemada, teólogo, obispo y cardenal que algunos confunden con su cruel sobrino, sinónimo de la más dura Inquisición