Esta sopa es una mezcla de mejillones frescos, cebolla, apio, zanahoria, ajo, vino blanco y crema. Se cocina a fuego lento para que los sabores se mezclen y se sirve con pan crujiente. Es una receta clásica de la cocina holandesa y es perfecta para una cena elegante o una comida reconfortante en un día frío con un toque europeo.