Esta sopa es una mezcla de mejillones frescos, cebolla, ajo, tomate, vino blanco, caldo de pescado y hierbas griegas. Se cocina a fuego lento para que los sabores se mezclen y se sirve con pan crujiente y una pizca de queso feta. Es una receta clásica de la cocina griega y es perfecta para una cena elegante o una comida reconfortante en un día frío con un toque mediterráneo.